Dentro de poco llega a nuestras pantallas 'Quantum of Solace', la nueva aventura del agente 007, al que da vida otra vez Daniel Craig. Si la cosa siguen en la línea de 'Casino Royale', lo cierto es que Craig no lo tendrá difícil para quitarle el trono a Sean Connery como el mejor actor que ha interpretado a Bond. Puede que sea exagerado lo que acabo de decir, no me cabe la menor duda. Pero los tiempos cambian, el cine sigue su paso evolutivo, y con él, la forma de ver las cosas. De lo que no podemos dudar es de que el personaje de James Bond necesitaba una renovación total, y no sólo de aspecto físico. Eran demasiados años intentado conservar el estilo primigenio y que puso en boga Sean Connery en una serie de películas, algunas de ellas inolvidables.
'James Bond contra Goldfinger' fue el tercer título de la serie, y al igual que las dos anteriores, un éxito descomunal. A juicio de quien esto suscribe, se trata del mejor film de la serie de los protagonizados por Connery, y también uno de los mejores de la saga, al lado de las dos anteriores, 'Diamantes para la eternidad', '007. Alta tensión' y 'Casino Royale'. También es el primero en el que las constantes de la saga quedaron perfectamente perfiladas, siendo a partir de ahí un esquema a seguir.
'James Bond contra Goldfinger' narra el enfrentamiento, nunca mejor dicho entre 007 y un magnate del oro, llamado Auric Goldfinger. Éste tiene un maquiavélico plan para atacar Fort Knox y hundir la economía mundial. Una premisa sencilla que, como siempre, da para llevar a los personajes por distintas partes del mundo. Fue en este film donde se introdujo por vez primera el empezar con el cumplimiento de una misión que nada tenía que ver con el resto de la película. Una forma de presentar al personaje en una situación límite, de la que salía ileso no sin apuros. En dicha secuencia, en la que Bond tiene que enfrentarse a un matón de poca monta, el personaje central muestra todas sus cartas. En apenas unos minutos, el agente 007 provoca una gran explosión (en una secuencia que años más tarde homenajearía James Cameron en su divertida 'Mentiras arriesgadas'), seduce a una mujer y pelea a puños con el villano de turno. Una especie de minipelícula que da paso a otra más extensa en la que lo presentado ahí se multiplica, dando énfasis al lado espectacular del asunto.
Como anécdota, en dicha secuencia, el actor contratado para dar vida al maleante que intenta noquear a Bond, no pudo interpretar la escena hasta el último minuto. El motivo es que dicho actor era un ladrón en la vida real y lo detuvieron en uno de sus "trabajitos". Una de las tantas curiosidades que tuvo un rodaje menos accidentado de lo que suelen ser este tipo de rodajes, y con el que se cambió de director. Las dos primeras entregas, que por cierto fueron mucho más baratas que ésta (debido al gran rendimiento de las películas, los productores decidieron invertir más dinero en las futuras entregas, empezando por Goldfinger), fueron dirigidas por el artesano Terence Young, que volvería a la saga en 'Operación trueno', y tiene en su haber un pequeño clásico del cine de suspense ('Sola en la oscuridad'). En 'James Bond contra Goldfinger' se echó mano de Guy Hamilton, director de origen francés que dirigió más títulos de la saga, y a punto estuvo de levantar otra franquicia: una de las múltiples respuestas americanas a Bond, 'Remo, desarmado y peligroso', film detestable donde los haya, y que afortunadamente fue un fracaso.
Hamilton, que conocía personalmente a Connery de coincidir en los mismos pubs que él, logró un ambiente relajante en el rodaje, algo que se nota en pantalla. La fluidez con la que avanza la acción es síntoma de un saber hacer las cosas. Con un argumento que no es para tirar cohetes, y que tiende un poco hacia la simpleza, Hamilton logra suplir ciertos defectos con una excelente puesta en escena, y un uso del montaje soberbio. Atención al descubrimiento de Bond del cadáver de una chica desnuda sobre la cama. El montaje en dicha secuencia hace un efecto en el espectador muy logrado, primero el de sorprenderle con algo que no se espera, y luego una incógnita sobre las motivaciones del villano y los métodos a utilizar. Sin estar éste presente, se logra que le temamos, y con esto nos preocupamos por la vida de Bond.
Un Bond que empezaba aquí a desplegar toda una serie de artilugios que entrarían a ser marca de la casa. Sean Connery empezaba a tener que competir con toda una serie de "gadgets", algunos de los cuales harían historia. Mecanismos de seguimiento, un coche (Aston Martin) con una serie de complementos envidiables. Al menos en esta película, todos los artilugios están al servicio de la historia, no como en alguna de las posteriores entregas, que parecen un catálogo de utensilios futuristas para espías. Por fortuna, el enorme carisma del actor escocés no permitía que estos juguetitos, por así llamarlos, le eclipsasen.
A Sean Connery nada le hace sombra en 'James Bond contra Goldfinger', ni siquiera las espectaculares mujeres que desfilan por el film. Dejando a un lado a Honor Blackman, que tiene el personaje femenino más extenso en su poder, hay que nombrar a Shirley Eaton. Esta actriz, de una belleza deslumbrante, tiene una breve aparición en la película, en un momento en el que Bond descubre cómo se las gasta su nuevo enemigo (un muy acertado Gert Fröbe). Pero cualquiera de estas mujeres no son más que instrumentos de placer para Bond, o en otros casos, para otras intenciones. 'James Bond contra Goldfinger' es un film muy machista, tal vez el más machista de todos los films de Bond. En la película el mundo es de los hombres, y las mujeres no deberían jugar a cosas que les quedan grandes. Sólo el placer (el masculino) es la misión de las féminas, y los hombres se encargan de las cosas serias. Es éste uno de los elementos más característicos de James Bond, algo que con el paso del tiempo fue perdiendo, por eso de ser políticamente correcto.
Aún así, en el film se permiten una broma atrevida al respecto. Me refiero, cómo no, a la famosa escena en la que Bond está a punto de morir por un rayo láser. Dicho láser se dirige lentamente hacia sus partes más íntimas. Una castración en toda regla, infringida por otro hombre, alguien que consigue mujeres por su enorme poder financiero, todo lo contrario que Bond. El repugnante machismo de Bond está a punto de recibir su merecido. Evidentemente, hablamos de un film de 007, de una de espías, llena de acción, donde tienen que ganar los buenos y perder los malos. Todo ello a través de peligros muy imaginativos, y que poco a poco irían perdiendo originalidad en entregas venideras.
Ya veremos lo que nos depara Craig en la segunda entrega del renacer de uno de los personajes más emblemáticos del Cine. Mientras tanto, podemos tirar de dvd, y disfrutar de una de las películas más entretenidas que se han hecho dentro del género. Drama criminal, thriller, Sci-Fi, y hasta comedia negra, hay en 'James Bond contra Goldfinger', excelente muestra de este mal llamado subgénero de espías. Con licencia para disfrutar.
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