Voy a contar una obviedad: el cine es cuestión de gustos y de géneros. A unos les gustará más un tipo de película que otra. Es decir, yo prefiero al David Lynch de 'Una historia verdadera', que a cualquiera de las otras películas que haya realizado. Otros pensarán lo contrario. ¿Por qué? La historia me es más cercana y tiene vida. No lo complica con ningún truco, ni me hace volverme loco intentando entender lo que cuenta. Digo esto para explicar que si no consigo entrar en la historia, por mucho empeño que ponga, la película me habrá perdido para su causa. Eso me reporta 'Santos', pese al interés que me despierta Nicolás López como persona y personaje (deliciosa rueda de prensa la que obsequió). Y por tanto, el aburrimiento, pese a que no quiera, aparece.
Lo que quiero decir es que se nota que Nicolás tiene talento, que hay escenas que visualmente llegan, pero si estamos ante una historia de amor, por qué complicarla con el fin del mundo, el dobleverso, el Antropomosco, y demás ideas que le den pintura a la chapa. Vale que los actores se lo hayan pasado muy bien durante el rodaje (una tiene la sensación de que Guillermo Toledo y Leonardo Sbaraglia se lo han pasado como niños), pero eso no quiere decir que sea buena película 'Santos', como tampoco mala. Que al director le gusten ciertas historias y el universo de los comics, no quiere decir que todos sientan atracción por esas historias (el síndrome de la edad de nuevo me afecta). O lo que es lo mismo, él mira a un determinado público.
La película tiene a Elsa Pataki, y yo me pregunto, vale, ¿y qué? Es la chica por la que Santos, el niño bola (Javier Gutiérrez), pelea por recuperar, pese a sus moscas, o gracias a ella, pero su participación no pasa de lo testimonial, y más cuando las partes realmente interesantes incluyen a los otros tres actores. Cierto que Guillermo Toledo y Leonardo Sbaraglia están pasados de rosca como el Antropomosco y Antares, pero así lo ha debido querer el director, para hacer más forzada la película, incluyendo los pasajes de comic, pero ellos están en las mejores partes (no en las escatológicas y algún que otro chiste malo fuera de gusto).
Veo la película y pienso que lo mismo, si no hubiera complicado el argumento, si no hubiera hablado de un superhéroe no típico, si no hubiera contado su historia de adolescente y de la lucha de un chico especial que lucha por conseguir el amor de la chica que no se encuentra a su alcance, Nicolás López no hubiera encontrado el tono. No hubiera sido su relato. Santos es Nicolás López. Empieza y acaba en él. Eso sí, a mí me expulsa de la trama, sin más interés que querer que la película se acabe.
Teniendo esta última premisa en cuenta, entiendo que el nuevo cine que se quiere abrir paso, tanto en historias como en maneras de rodarla, no me atrae. Y ese es el problema de esta crónica, llegar a la película, pese a que quiera engancharme al universo de Nicolás López. De ahí las dificultades, y por eso dejo que sea el propio espectador quien saque sus conclusiones, de una historia a la que soy incapaz de cogerle el gusto en conjunto, y sí a escenas sueltas. Por eso espero a Nicolás López, y su posible adaptación de La metaformosis de Kafka. De como lo haga y si no la complica, depende que sea capaz de entrar en la historia. Pero eso ya, y es lo malo, es problema mío.
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