El atraco a un banco marca el ritmo de ‘El caballero oscuro’. A partir de ese momento y hasta el último minuto de proyección, incluidos los títulos de crédito, la película no decae ni un sólo instante, no flojea ni lo más mínimo. Pero su director va mucho más allá. La fotografía es luminosa, brillante, no perdemos ni un sólo detalle de lo que acontece. Terminada esta secuencia, en la que están presentes todas las cartas (nunca mejor dicho) de lo que acontece en el resto del film, la luz va disminuyendo hasta llegar a encontrarse con la oscuridad, en su tramo final. Un sorprendente ejercicio narrativo, de absoluta y aplastante coherencia, con el que Nolan se descubre como uno de los mejores narradores del cine actual.
‘El caballero oscuro’ sigue, como perfecta secuela que es, lo narrado en ‘Batman Begins’. Batman se ha convertido en el azote de la delincuencia en la ciudad de Gotham. Los villanos temen su presencia y son pocos los que salen a hacer sus fechorías cuando la sombre del hombre murciélago planea sobre ellos. Pero alguien aparece para dar una posible solución: el Joker. Un ser sin escrúpulos, cuyos orígenes son totalmente desconocidos, y que propone a la mafia de Gotham la posibilidad de matar a su único y verdadero problema: Batman.
Mucho se está hablando de ‘El caballero oscuro’, auténtico fenómeno social que parece estar por encima del bien y del mal. Llamarla la mejor película de la Historia me parece exagerado, pero es que esa expresión me parece exagerada, o mejor dicho inapropiada, para cualquier película, desde ‘Casablanca’ a ‘Million Dollar Baby’, pasando por ‘El padrino II’. Hablamos de cine, algo que para muchos de nosotros es como el aire o el agua, pero que en el fondo ni arregla el hambre en el mundo ni nos soluciona la vida, aunque muchas veces hace que nos evadamos de nuestros problemas y creamos en su poderosa magia. ‘El caballero oscuro’ es Cine al 100%, una poderosa maquinaria, pensada al milímetro, capaz de desplegar todas sus armas para que el espectador se sienta abrumado, emocionado, fascinado y todos los buenos adjetivos terminados en “ado” que se os ocurran. Sí, es una película para que un servidor utilice todos los inútiles epítetos de los que he hecho gala miles de veces. Se los merece, porque Nolan ha sabido dar en clavo una vez más, repitiendo personaje (más que sobado) y hacer lo que pocas veces se ha hecho: superar el film original.
Antes de su estreno se dijo que ‘El caballero oscuro’ era como ‘El imperio contraataca’ o ‘El padrino 2’. Y es verdad, pues realiza la misma operación que esas dos secuelas: llega al fondo de los personajes presentados en el film original, presentándolos ante nuevos y más oscuros dilemas con la incursión de nuevos personajes que ayudan al dibujo psicológico de los primeros, enriqueciéndolos todavía más. Para ello, Christopher Nolan toma una historia escrita tiempo atrás por Davis S. Goyer (el guionista de ‘Batman Begins’) y recurre a su hermano, Jonathan Nolan (que ya le escribió el libreto de ‘El truco final, el prestigio’, y actualmente trabaja en ‘Terminator Salvation’), y juntos construyen un guión fuerte e impenetrable. Un guión que sirve a Nolan para multiplicar hasta casi el infinito todas las virtudes del film anterior, recalcando sobre todo el fuerte realismo de la cinta, que lleva a una poderosa credibilidad, tratando temas como la moral y el sentido de la justicia. Y es que ‘El caballero oscuro’ es ‘Batman Begins’ aumentada en todos los aspectos. Sirvan como ejemplo, las espectaculares escenas de acción, vibrantes como pocas, y en concreto la excelente persecución protagonizada por varios camiones, coches y una peculiar moto (momentazo éste). Escenas de una gran tensión, incluso emocional. Al igual que en su predecesora la emoción es el plato fuerte del menú, lograda gracias a una puesta en escena que refuerza el guión. Una puesta en escena sobria y rotunda, que a su vez, está vestida por la presencia de un reparto en total estado de gracia. Nolan planifica a unos actores que llenan cada una de las secuencias en las que salen.
Christian Bale se muestra más seguro con su personaje, el cual ya no necesita ningún tipo de presentación. Morgan Freeman y Michael Caine siguen siendo, en cierta medida, las cuerdas voces que Batman/Wayne necesita oír de vez en cuando para no caer en los abismos de la locura por su incansable búsqueda de justicia. Gary Oldman tiene la oportunidad de lucirse aún más que la vez anterior con un personaje lleno de aristas. Maggie Gyllenhaal le demuestra a Katie Holmes cómo hay que suplir las carencias de un personaje sin duda pobre (excelente la elección que los Nolan toman con él). Aaron Eckhart se convierte en uno de los vértices de la historia con un personaje, Harvey Dent, que bien podría ser una mezcla del propio Batman más el Joker, y que sufre una lograda evolución muy bien mostrada por el actor.
Por supuesto, Heath Ledger se merece todos los aplausos por ser el verdadero rey de la función. Un antagonista perfecto para Batman, el Joker, un villano casi de otro mundo al representar todo aquello que odiamos y al mismo tiempo nos fascina. Un mensajero del caos, un practicante de la anarquía más peligrosa, un bufón que se ríe de todo y de todos, utilizando las debilidades de los demás como arma contra ellos. Alguien a quien sólo le importa él mismo, y que no busca ni la fama ni la riqueza, simplemente disfruta, como bien dice uno de los personajes en el film, viendo arder el mundo. A este complicado y fascinante servidor del mal más puro, se entrega con total devoción y convicción, un Heath Ledger en perfecta armonía con las intenciones del film. Ledger es el Joker, y el Joker es Ledger. Un payaso nada payaso que atemoriza con su risa y nos hace temer lo peor. La tan comentada nominación al Oscar para Ledger está más que cantada, el premio en sí ya es otro tema, aunque existen los precedentes de Peter Finch (mejor actor por ‘Network’) y Conrad L. Hall (mejor fotografía por ‘Camino a la perdición’) como Oscars póstumos. En cualquier caso, Ledger se merece el premio, aunque no pueda recogerlo.
‘El caballero oscuro’ es un impresionante film, el más grande jamás hecho sobre superhéroes. Una obra maestra capaz de sobrepasar los límites del propio cine, y hacer que sintamos fascinación por lo oscuro, lo malvado, lo terrorífico, y que caminemos por la finísima línea que separa el bien del mal, y ver hasta donde seríamos capaces de cuestionarnos nuestros valores frente a la posibilidad de matar a un semejante con tal de salvarnos nosotros mismos. Nolan contesta por todos en el clímax de los Ferrys, donde se ampara en la esperanza, ésa que de vez en cuando (me atrevería a decir que muy de vez en cuando) perdemos cuando se trata de tener fe en el ser humano. Y una vez más, Hans Zimmer y James Newton Howard, en uno de sus mejores trabajos (de ambos) nos llevan al límite, vistiendo la película con un nervio pocas veces visto, en la que navegan desde el intimismo hasta la épica, añadiendo siempre una poderosa inquietud.