Como sabéis, este próximo viernes se estrena en nuestro país 'El Increíble Hulk' ('The Incredible Hulk', 2008), dirigida por Louis Leterrier y con Edward Norton como principal protagonista. Desde el principio, desde su concepción, se habló y se vendió la idea de "volver a empezar" (y no me refiero precisamente a cierta película de Garci). De romper con el pasado reciente y darle al público justo lo que quería: acción, acción y acción. Hulk dando hostias a diestro y siniestro. "¿Qué más se puede pedir al personaje si no es eso?", preguntaban muchos, incluso los fans más declarados del personaje, una creación de Stan Lee y Jack Kirby que Marvel desea seguir explotando. Quizá la pregunta es "¿por qué sólo se pide eso?", puesto que se demostró que hay margen para algo más que simple acción desenfrenada en la historia de Bruce Banner/Hulk (o La Masa, como se llamaba en España).
Años atrás, Ang Lee tomó las riendas de 'Hulk' (2003) y se fijó en el origen y en el hombre, para luego hablar de la bestia. Exploró a Bruce Banner. ¿Quién es? ¿Cómo es su vida? ¿Cómo y por qué se transforma en Hulk? ¿Qué consecuencias se derivan del nacimiento de un monstruo, a priori, incontrolable e indestructible, tanto para él como para los que le rodean? ¿Cuál debería ser su destino? ¿Pueden vivir unidos el hombre y la bestia? Estas cuestiones, y algunas más, son las que afronta, y lo que es más importante, las que responde el arriesgado film de Lee.
Posteriormente, en 2005, Christopher Nolan se ganó el respeto de muchos en el subgénero de los superhéroes con su reinvención de Batman. En realidad, lo más defendido de 'Batman Begins' ya estaba en 'Hulk'. Nolan, como Lee antes, se interesó en el ser humano y en la construcción del "monstruo", más que en la acción o el espectáculo (que también los hay, en abundante ración). Entonces, ¿por qué Nolan fue aplaudido y Lee abucheado? Sinceramente, las causas que se me ocurren dejan en mal lugar a los detractores de 'Hulk', y creo que por lo dicho y por lo que diré quedará claro, por lo que prefiero no concretarlas de forma obvia y dejar que sea cada uno quien busque las respuestas, le gusten o no.
La sinopsis de la película es, básicamente, la siguiente: Bruce Banner es un científico con un problemático pasado oculto en su mente. Tras un experimento donde sufre una violenta exposición a unos rayos gamma, Banner deja de ser el mismo. Comienza a experimentar cambios, tan radicales que incluso lo transforman físicamente, cuando el odio se apodera de su mente, desvelando una monstruosa criatura de color verde. Betty Ross, compañera y ex-novia de Bruce, intentará ayudarle, mientras los padres de ambos, por diferentes razones, tratarán de aprovecharse de las posibilidades que podría generar la genética del científico.
Creo que, ante todo, lo que llama la atención poderosamente es la factura visual de 'Hulk'. Ang Lee se toma al pie de la letra la tarea de adaptar al cine una historia de cómic y nos ofrece una película donde la narración se divide constantemente en varios planos, como si la pantalla fuese una página donde incluir diferentes viñetas. Esto se hace como modo de recordanos el origen de todo, pero también de forma inteligente para que podamos prestar atención a diferentes aspectos de una misma escena. Así, por ejemplo, hay un momento que me encanta donde tras una charla desagradable, asistimos al cruce de miradas de tres personajes, mientras uno de ellos abandona la habitación. Es también, este estilo, un modo de agilizar la narración, generando en el espectador un interés por ver qué sucede a continuación. Esto puede apreciarse en un momento brillante donde Lee nos deja congelada la imagen de Nick Nolte mirando a la cámara mientras debajo vemos lo que sigue a ese gesto.
Pero la multiplicación de planos en 'Hulk' no es sólo visual, formal, estilística. También lo es a un nivel más profundo, de contenido, de desarrollo. Lee no se contenta con un espectáculo visual y con mostrarnos a un monstruo destrozando cosas. Eso es algo que llama la atención y que pronto se pasa. Es algo que no dura, ni en la memoria del espectador ni en el séptimo arte, a menos que aportes una dosis de originalidad altamente impactante o unos efectos especiales totalmente revolucionarios. Como ni lo uno ni lo otro son cuestiones al alcance de la mano, menos aún conforme pasan los años, Lee opta por dotar a su criatura de profundidad y ofrecernos un producto donde lo principal es el drama y lo secundario es la acción. Es Banner quien más interesa a Lee, no Hulk.
Así, nos encontramos con que 'Hulk' podría considerarse un drama psicológico sobre el pasado y el presente (y unos apuntes del futuro) de un hombre que nace con un monstruo en su interior, dispuesto a salir al exterior una vez que se le provoque. Estamos, casi, ante la historia del Doctor Jekyll y Mr. Hyde. Pero también ante Frankenstein (y luego 'La Bella y la Bestia'). Y es que Lee se preocupa mucho en mostrarnos el origen del "problema" de Banner, que no es otro que las esperanzas de su propio padre por lograr un éxito científico sin precedentes, la vida eterna a través de la regeneración. Tras experimentar consigo mismo, el padre transmite al hijo una serie de mutaciones genéticas que provocarán, en el futuro, el despertar de Hulk, el monstruo verde, violento, bestial, irracional. Bueno, no del todo.
Precisamente, como venimos diciendo, el 'Hulk' de Lee es mucho más que ofrecer al monstruo y su espectáculo. Es intentar descubrir su origen y su desarrollo en el ser humano. Tanto en el que propiamente lo sufre como en los demás, en las personas que están a su alrededor y que también se verán afectados por la existencia de la criatura. ¿Qué es una película sin conflictos? Lee apuesta por un tridente de conflictos: Banner contra Hulk (su alter ego bestial), contra su padre (el culpable de su trauma) y contra los que quieren apoderarse de lo que tiene en su interior para fines militares (enemigos más claros, ya que no dudarán en destruirle). Entre los tres frentes se encuentra otro poderoso sentimiento humano, el amor, representado por una mujer que tiene dudas sobre cómo ayudar a Banner, pero no sobre lo que comparten. Es la paz contra la guerra, el odio y la violencia que representan los otros conflictos que debe afrontar el protagonista.
Sin duda, el reparto de la película de Ang Lee, uno de esos pocos directores capaces de ofrecer un "blockbuster de autor", es otro de los grandes aciertos. Eric Bana, Jennifer Connelly, Nick Nolte, Josh Lucas y Sam Elliot son los actores que encarnan a los personajes de mayor entidad del film. Y lo hacen a la perfección, dotando a sus roles, que en principio son meros cartones móviles, de profundidad y personalidad, de alma. Lee permite que todos tengan su hueco en la trama, incluyendo numerosos primeros planos (recordemos el intento de simular un cómic) donde ofrecer intensidad y emoción, drama. Esto permite que encontremos planos donde los personajes casi viven, ofreciendo una naturalidad muy poco corriente. A modo de ejemplo, se puede uno acordar de la escena posterior al ataque brutal de los perros, en la que Banner habla sobre cómo se siente y comienza a imitar el sonido de su corazón.
Precisamente, la fuerza, la violencia, la brutalidad que Banner intenta contener es otro de los aspectos más cuidados del film, y hay que mirar a Eric Bana como el principal responsable. No sólo en la escena mencionada, en toda la película el actor consigue hacernos creíble a su personaje, un científico que intenta afrontar la vida cargando con un pasado oscuro (los flashbacks son magníficos, sobre todo el último) y luchando por conservar su humanidad ante los peligros que residen en su interior. Aquí también podemos mirar concretamente la película y recordar la escena en la que Banner se transforma en Hulk tras un enfrentamiento violento en su propia casa (rodado maravillosamente) con el personaje de Josh Lucas. Y en la orilla opuesta, hay varios (Hulk es fuerza, pero también gozosa libertad), me quedo con el momento que os pongo a continuación en la imagen, precedido por una transformación inversa, de bestia a hombre, y rematado con uno de los mejores diálogos del film.
Pero no es 'Hulk' sólo conflictos psicológicos, relaciones humanas, pasados oscuros y búsqueda de la paz o el amor; la acción, por mucho que se critique, es abundante y espectacular en la obra de Ang Lee. Podríamos decir que es escasa, en relación a la duración de la película (poco más de dos horas) y los demás aspectos de la trama, pero no que es inexistente o que no llama la atención. Los efectos especiales posibilitan que Hulk parezca un ser físico, real, y que los efectos devastadores de su presencia resulten impresionantes. Son tres secuencias las que Lee dedica a la acción: el ataque de los perros, la huida del recinto militar y el duelo final con el padre (un Nolte fantástico, en todos los sentidos). La primera es sencillamente una brutalidad, la segunda nos muestra abiertamente a Hulk y sus posibilidades (con detalle sobre su bondad humana hacia un piloto, que luego continúa en una escena copiada en 'Iron Man'), y la última, un intenso clímax, de liberación, precedido de una secuencia dramática casi "shakesperiana". Nota de atención también sobre el final, precioso (esa imagen del pasado), y el epílogo, divertidísimo, con Bana hablando en español.
En definitiva, y para un servidor, nos encontramos ante una película magistral. Interesantísima, de múltiples lecturas, con estupendas interpretaciones de un reparto acertadísimo, de gran fuerza dramática y con poderosas secuencias de acción, sin perder de vista, tampoco, esa dosis de humor que siempre se agradece. Una propuesta arriesgada, realizada con extraordinaria habilidad, que sorprende en su primer visionado y mejora en los siguientes. 'Hulk' nos presentó el origen de un monstruo, desde la visión de Ang Lee. Pronto descubriremos qué tiene que decir Louis Leterrier sobre... ¿el desarrollo del monstruo? Esperemos que tenga algo que ofrecer a lo ya visto, desde luego hay ganas de comprobarlo. Y de comparar.
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