Hay que reconocerle a Callejeros que su fórmula ha funcionado durante mucho tiempo y que, de vez en cuando, mantiene la chispa con reportajes sorprendentes. Pero, como comentaba Guillermo en sus sugerencias semanales, su nivel en los últimos tiempos deja bastante que desear.
Cada viernes me parece que estoy viendo el mismo programa de Callejeros de la semana anterior; parecen reposiciones incluso cuando no lo son. Un análisis de la situación puede indicarnos que hay varios factores para esa decadencia: por agotamiento, adiós al efecto sorpresa o porque la fórmula esta gastada.
Callejeros no es un programa sencillo de hacer, aunque lo parezca. Conlleva un esfuerzo enorme por parte de quienes lo realizan: a la hora de seleccionar temas, a la hora de grabarlos (hay muchísimas horas de imagen y jornadas muy intensivas de trabajo para poder hacer 30 minutos de esa televisión) y en el momento de editar los reportajes. Llevar ese ritmo y mantenerse fresco es mucho más complicado para ellos que para los informativos o los magazines, donde uno puede permitirse trabajar con el piloto automático sin que la calidad se resienta demasiado. En Callejeros no: en cuanto bajan la guardia, se les nota.
Además, el programa ha dejado de tener la novedad de su lado. Ya nos hemos acostumbrado y, lo que es peor, casi nos lo sabemos de memoria. De hecho, en casa apostamos cada viernes a ver cuántos reportajes de prostitutas, drogadictos y marginales van a sacar en el Callejeros de ese día.
Sin duda, el gran atractivo de Callejeros, más allá de cómo se graban los reportajes, de si "la cámara es el ojo", de la cercanía con el espectador, son las historias que cuenta. Pero, de un tiempo a esta parte, hay una alarmante repetición de temas. Cuando los reporteros se salen del esquema de "vamos a mostrar la cara chunga de la vida", Callejeros vuelve a volar alto: recuerdo, sin ir más lejos, un espléndido reportaje sobre casas que se utilizan como decorados de películas. Pero ya nos sabemos de memoria cómo son los polígonos marginales, las calles por la noche o en qué condiciones trabajan las prostitutas.
Creo que un parón le vendría bien al programa, para tomar aire fresco y volver con bríos renovados. Veremos si esta noche, con un especial dedicado al colapso judicial, vuelven por sus fueros.
En ¡Vaya Tele! | Callejeros
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