Podrían esforzarse en hacer algo que los diferenciase de otras ofertas porque estuve viendo con sopor el primer programa de casting de Supermodelo 2008 que se emitió ayer y no fui capaz de encontrarle nada interesante, con la honrosa excepción de Eloísa González, la nueva presentadora que no lo hace nada mal.
Rouzic, el fotógrafo, se erige definitivamente en el malo oficial, en el azote de la belleza. Su inflexibilidad y su intransigencia chocan con el tono relajado del programa y con los veredictos sosos y apáticos del resto de profesores. El barco es de lujo, ostentoso a más no poder, y le da al programa una imagen glamourosa que Supermodelo no ha tenido nunca, siempre caracterizado por tener cierto toque de cutrez.
Los concursantes, nada del otro jueves. Entre ellos destaca un chico que tiene todos los números para convertirse en la víctima propiciatoria que parece que necesita este programa y que como no espabile correrá la misma suerte que tuvo Raquel el año pasado. Las pruebas a las que someten a los aspirantes no ocultan, ya de principio, el claro interés por abundar en el morbo. Hay una sesión fotográfica en la que, por parejas, los concursantes tendrán que darse el filete. Y empiezan las expulsiones hoy mismo.
La realización, caballo de batalla de este programa, por ahora parece que opta por algo acorde a sus posibilidades. Con un montaje dinámico, las cámaras enfocan escenarios muy concretos, grabaciones en sets pequeños en los que es difícil meter la pata. Veremos si mejoran en las galas, que eran un absoluto desastre.
Por lo demás y nunca mejor dicho, nada nuevo bajo el sol. Si acaso, ese aire de Vacaciones en el mar me hace pensar que a este programa le sigue faltando un capitán en condiciones, un director de escuela o como quieran llamarlo que sea capaz de hacer parecer ante la cámara que todo es natural y que lo que está sucediendo le importa. Hasta ahora, tanto jurado como profesores y jefes de estudios varios han sido pésimos actores que han quedado en ridículo y han puesto en evidencia la falta de credibilidad del concurso. Creo que es imprescindible que el claustro, cuando le toque apechugar con el guión, no parezca un grupo de actores de opereta.
Imagen | Cuatro En ¡Vaya Tele! | El cambio radical de Supermodelo
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