Leo, con sorpresa, que Sogecable Media asegura que ha conseguido reducir un 40% la fuga de espectadores durante las interrupciones publicitarias de Fama ¡a bailar!, gracias a la técnica de la pantalla compartida. Cuantos más espectadores se consigan retener durante los intermedios, más anunciantes habrá dispuestos a pagar mayores cantidades de dinero por anuciarse en ellos. Pero, ¿es posible que esta táctica funcione tan bien?
Ya hemos visto la estrategia con anterioridad. Parecen evidentes sus buenos resultados en retransmisiones deportivas como la Fórmula 1. Partiendo del hecho de que este tipo de eventos en los que el momento de mayor interés puede producirse en cualquier instante no deberían tener cortes publicitarios en absoluto (no creo que a nadie se le ocurriera interrumpir ninguna de las partes de un partido de fútbol para emitir anuncios), si los imperativos comerciales obligan a ello, está bien que al menos ofrezcan la posibilidad de presenciar ese momento crítico (aunque sea mal y pegando la cara a la pantalla para intentar adivinar de quién es el coche que se ha parado). En este caso, esta técnica cumple una doble función: es un ejemplo de consideración hacia el espectador y, al mismo tiempo, estoy segura de que le resulta muy, muy rentable a la cadena.
Pero en el caso de Fama, ¿de verdad es interesante observar como ensayan los concursantes, sin audio y en un tamaño ridículo? ¿Cómo pueden ser suficientes esas imágenes para que un 40% menos de espectadores cambien de canal durante unos interminables quince minutos de anuncios? Espero que no se ponga ahora de moda y las cadenas comiencen a utilizar esta estrategia para justificar pausas publicitarias cada vez más largas.
Vía | Antena Colectiva
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