Después de dar varias noticias sobre 'La vida interior de Martin Frost' ('The Inner Life of Martin Frost'), que se estrenará el 5 de diciembre en nuestras pantallas, esperaba con ganas el film de Paul Auster. Sin embargo, debo decir con algo de tristeza que me ha decepcionado. De acuerdo, es un film sencillito y baratito, sin apenas actores y con pocas aspiraciones. Eso es lo de menos, lo malo es que el contenido se queda por debajo de trabajos anteriores del neoyorquino.
Martin Frost es un escritor de éxito que acaba de publicar un libro y decide retirarse una temporada a una casa de campo que le prestan unos amigos. Al despertarse la primera mañana, Frost descubre sorprendido a una mujer tumbada a su lado. Ella dice ser la sobrina de la amiga de Martin y tener como apellido el nombre de pila del escritor. Aunque en un principio a Frost le cuesta aceptar la compañía, pues había acudido al campo para estar solo, pronto comenzará un romance con la misteriosa mujer. Y cuando todo comienza a marchar bien, una llamada de los dueños de la casa le descubrirá que no existe tal sobrina.
'La vida interior de Martin Frost' cuenta como únicos intérpretes a David Thewlis, Irène Jacob, Michael Imperioli y Sophie Auster.
La idea para 'The Inner Life of Martin Frost' comenzó en forma de capítulo televisivo de media hora. Por desgracia, esto se hace evidente cuando se contempla el film de hora y media escasa que ha producido Paulo Branco. Aunque Auster continuó desarrollando el personaje en novelas como ‘El libro de las ilusiones’ y ‘La noche del oráculo’, el material que hay en la película no parece que haya sido suficiente y se recurre a estrategias muy poco lucidas como los flashbacks en blanco y negro para rellenar el metraje, pues si bien éstos tienen sentido narrativo al constituir los recuerdos del protagonista con los que trata de aferrarse a algo que sospecha que ha perdido, Auster abusa de ellos.
La fotografía de la película, así como las decisiones de montaje —entre las que se incluirían los mencionados flashbacks— resultan sumamente antiestéticas. Incluso con un presupuesto limitado, se podría haber optado por una iluminación más acorde con la intimidad de lo narrado. Una atmósfera más onírica podría haber contribuido a la sensación de ausencia de realidad de lo que plantea el autor. Sin embargo, la luz es cruda y digna de una película ibérica de hace unas décadas.
Los actores están correctos, pero no transmiten más allá de lo que se les exige. La pasión tenemos que creernos que existe porque se nos habla de ella, pero no la adivinamos en las actuaciones de Irène Jacob o de David Thewlis, intérprete que, por su aspecto, me hacía creer que estaba volviendo a ver de joven al recientemente desaparecido Fernando Fernán Gómez. Michael Imperioli es, sin duda, el mejor de todo el reparto, no sólo por su interpretación, sino también porque se le ha escrito un personaje más interesante. Y lo de Sophie Auster es de chiste, supongo que está ahí porque el padre quería promocionar los discos de su hija, pues apenas balbucea un par de frases y su personaje tiene la utilidad de un terrible deus ex machina.
A quien no conozca la obra de Paul Auster, probablemente le aportará ver las reflexiones que propone en 'La vida interior de Martin Frost'. Sin embargo, el film no aguanta la comparación con obras anteriores del escritor y director en las que aparecen las mismas constantes: la identidad, la inspiración, la creación, el retrato de sí mismo gracias a un trasunto. Auster es un magnífico creador de alter egos, de situaciones en las que se confunden las identidades, de juegos metalingüísticos entre la narración y lo narrado. Pero en esta ocasión no ha sabido explorar más esa temática que tiene quizá ya demasiad exprimida y, al igual que sus últimas dos novelas no están ni mucho menos a la altura de la anterior, tampoco este film se sostiene ante los precedentes.
No voy a desvelar cuál es el final del film, pero no puedo cerrar sin decir que ocurre de manera excesivamente repentina. El conflicto se resuelve con un truco de guión demasiado simplón. Tanto es así que habría sido preferible un fin abierto que resultase más evocador e hiciese pensar en todas las nociones que se han suscitado.
A pesar de tanta crítica negativa, no podemos obviar que estamos hablando de Paul Auster y que, por supuesto, la cinta tiene valores.
En blogdecine | Tráiler de 'La vida interior de Martin Frost'.
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MC
Me encantaría saber cuáles son los valores de la cinta, de verdad, Beatriz (hay que poner el empeño de un maquetista convencido para sacar brillo del barro). La vi hace casi dos meses en un pase exclusivo y me pareció una de las mayores tonterías (además de tener una factura ramplona de telefilme de sobremesa) que he tenido la oportu… desgracia de tragarme. El guión es de chiste, flojo, con la arritmia de una carreta de caballos, traído por los pelos. Y la película es blandamente complaciente y muy poco original, puesto que el tema de la musa recreada parece casi un ejercicio de taller de literatura para neófitos.
De todos modos (y esto es más cuestionable, pero hay un sector de lectores bastante fuerte que opina así) Paul Auster es una especie de bluff institucionalmente reconocido, aún con alguna novela estimable. No deja de ser ese auteur que lee la gente que nunca lee libros ni le inteeresa la literatura, pero que así se sienten ubicados en el discurso de lo socialmente estimado no se sabe por qué. Es la figura del sobrevalorado por excelencia.
Mala de solemnidad.
lordiman
Si 'La trilogía de NY', 'Leviatan' o 'El libro de las ilusiones' son sobrevaloración, entonces líbrenos dios de la literatura, porque prácticamente todo lo que vamos a encontrar ahí será bazofia que atente contra la dignidad humana.
Estoy de acuerdo en que puede molestar el "asentamiento cultural" de Auster, como también puede hacerlo el de Saramago (quien, de un tiempo a esta parte, sólo abre la boca para decir tamañas estulticias) pero, por favor, seamos más maduros y apreciemos a estos autores por sus valores literarios incuestionables, y no por que "quede mejor o peor" decir si te gustan o no.
Y creo que muchos de los valores de Auster no se pueden poner en imágenes: ahí están, por ejemplo, sus maravillosas descripciones de cortometrajes de cine mudo en 'El libro de las ilusiones' que, de no pasar por el filtro de sus palabras, parecerían cortometrajes chungos de Abbot y Costello.
Probablemente lo que le haya pasado a esta peli. (Con Paulo Branco produciendo, no me extraña…)