Hoy se estrena en Madrid y mañana en el resto de España la secuela de la película ‘Elizabeth’, que lleva por título ‘Elizabeth: la edad de oro’ (‘Elizabeth: The Golden Age’). Está dirigida por Shekhar Kapur, al igual que la primera, que acaba de salir en DVD, y su reparto tiene en común con aquella a Cate Blanchett y Geoffrey Rush. Como novedad, este film incluye a Clive Owen, Jordi Mollà, Rhys Ifans y Samantha Morton.
A pesar de lo que pueden aparentar sus tráilers y sus fotos de Blanchett a caballo, esta película no trata sobre batallas, sino que es una historia de amor imposible, una pintura sobre la vida en la corte y las intrigas palaciegas, un despliegue de ropajes y pelucas de época… pero sobre todo, un retrato de un personaje lleno de ímpetu y garra: Elizabeth.
Cate Blanchett está estupenda en este film en el que necesita gritar, indignarse, enamorarse, contener sus emociones, mandar, agradar… vamos, un capricho para cualquier actriz. Y aunque se muestra que tiene sus debilidades, el personaje es tan fuerte y grandioso que resulta demasiado hagiográfico, pues el autor ni siquiera la responsabiliza a ella de ninguna acción malvada, para eso tiene a Sir Francis Walsingham (Geoffrey Rush). Casi me creería más a la histérica a la que representa Miranda Richardson con un ingente despliegue de humor en ‘The Black Adder II’. Bromas aparte, por exagerado que sea el retrato de Isabel I, la actuación de Blanchett y la dignidad de esta reina son lo que más se puede disfrutar de la película, el aspecto en el que Kapur más se ha volcado, como si estuviese enamorado de la reina o tuviese la intención de que nos enamorásemos los espectadores.
El siguiente aspecto que se puede gozar de la película es el lujo y la elegancia de lo que ocurre en la corte. Todo lo que transcurre en palacio está rodado de forma muy bella, con interesantes movimientos de cámara, con un tremendo alarde de grúas, figurantes, decorados y vestuarios. No soy muy amante de las películas de época, pero aquí puedo apreciar que quienes sí sean seguidores de este estilo de films lo disfrutarán en grande.
La historia con minúscula, es decir, el argumento de la película, se desarrolla muy lentamente y, a pesar de que desde el principio se presenta como amenaza la intención del rey español de atacar a Inglaterra en su guerra santa, no es hasta el final que se libra esta batalla y mientras tanto, la política del reino casi no se trata, sólo la historia de amor y de celos. La traición de Mary Queen of Scotts, es decir, María Estuardo, se va dando con cuentagotas para que mientras tanto presenciemos la seducción de Raleigh. Una vez da comienzo la batalla naval, se resuelve de un plumazo y de forma muy torpe. De repente, todo ha terminado y es un cartelito el que nos dice que la armada “invencible” fue vencida de forma ridícula. Está claro que Kapur sabe rodar estancias forradas de alfombras, pero no acción.
La Historia con mayúscula tengo entendido que está masacrada a tope. No soy muy conocedora de los hechos reales, por lo que no lo puedo asegurar, pero es lo que he escuchado comentar —aunque parece Sir Walter Raleigh sí que estaba bueno de verdad (véase el retrato)—. Lo que puedo observar es que el film es exageradamente pro-inglés. No es que ofenda porque nos hayan puesto como el enemigo, pues es obvio que una guerra santa pro-cristiana es lo último que yo podría defender, pero sí que resulta simplón e infantil el presentar a los buenos y a los malos con un abismo tan enorme entre ellos. Un poco más de ecuanimidad le daría más madurez a la película, incluso aunque se siguiese estando del lado de Inglaterra.
Si bien el personaje de Elizabeth es magistral, los demás son verdaderos peleles a su lado, incluido Rush. Sólo Owen le mantiene el duelo. En cuanto a los intérpretes, los ingleses resultan dignos, pero los demás se acercan al ridículo. Jordi Mollà, como Feilpe II, parece que estuviese imitando a Franco, y aún así es el único que puede hacer de español, ya que los demás ni siquiera saben hablar nuestro idioma y chapurrean algo que a veces se parece más al italiano y otras a un guiri pidiendo “serrrrvesas” en un bar. Por no mencionar la cara de retrasado que tiene el supuesto español que vive en la corte con la reina. El mismo trato se le da a un príncipe austriaco que está representado como un niño sin medio dedo de frente.
Resumiendo: un buen film de época rodado con excelente gusto y con una actriz de enorme energía en un papel inmenso, una historia de amor bien llevada. Pero no un film de batallas ni fiel a la Historia.
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