'Winchester 73', una entre mil

'Winchester 73', una entre mil
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Anoche, gracias de nuevo al cine club universitario granadino, volví a disfrutar, en pantalla grande y en versión original subtitulada, de 'Winchester 73', una de mis favoritas dentro del fascinante género del western (y fuera del género, también). Protagonizada por un James Stewart inmenso, la magistral película de Anthony Mann se centra en un arma, el winchester del título, que ejerce un irresistible poder de atracción sobre todo hombre que pone sus ojos en ella. El preciado objeto va pasando de mano en mano, muerte tras muerte, robo tras robo, permitiendo que el espectador se adentre en un complejo y dramático universo protagonizado por pistoleros, indios, ladrones, bailarinas, etc. Mann dijo de su film que era su western preferido porque contenía todos los elementos del género más característico del séptimo arte. Efectivamente, la película es un conjunto de historias, situaciones y personajes a cuál más interesante. 'Winchester 73' lo tiene todo.

'Winchester 73' abre con dos misteriosos jinetes que llegan a Dodge City, gobernada por el mismísimo Wyatt Earp, persiguiendo a un hombre por una razón que se desvelará mucho más adelante. Es el 4 de julio, el Día de la Independencia, y la gente mira con fascinación el premio del concurso de tiro, el rifle catalogado como "uno entre mil", el Winchester 73. Lin McAdam, uno de los perseguidores, triunfa en el concurso y consigue el rifle, pero su contrincante, Dutch Henry Brown, se lo roba y huye. El preciado objeto pasa a manos de un traficante de armas, luego a un jefe indio y más tarde a un forajido. Mientras tanto, la persecución prosigue, McAdam quiere venganza...

Es curioso comprobar lo mal considerado que está el western entre muchos jóvenes. No sé si se debe a la estúpida moralina que predomina tanto hoy día (hasta una leyenda como Charlton Heston es objeto de burlas por ya sabéis qué) o porque hay mucho universitario que sólo busca mensajes profundos en las películas. En cualquier caso, me alegré al escuchar ayer que el film había gustado mucho a todo aquel que pasó por mi lado o habló en un tono más alto de lo normal (España es un país ruidoso). Menos mal. Eso sí, aún con entrada gratuita, había más butacas vacías que ocupadas.

Como he dicho antes, en 'Winchester 73', Anthony Mann se sirve de un arma como excusa para mostrarnos todo un universo a su alrededor, diferentes historias que van desde la comedia al drama sin que apenas se note; de hecho, las transiciones de una historia a otra se hacen de una forma tan elegante que todo se logra esa sensación de que todo está conectado. La placa del rifle, donde debe aparecer el nombre de su propietario, aparece en primer plano tanto al principio como al final de la película, cerrando un círculo compuesto por diferentes tramas y personajes, todos ellos dotados de entidad suficiente como para protagonizar una historia aparte. La búsqueda de venganza por parte de un pistolero, el ataque de los indios a un pequeño fuerte, el criminal que secuestra a un matrimonio escapando de los agentes de la ley, el atraco a una caravana... Todo envuelto en un pecioso blanco y negro, agitado por disparos de todo tipo (que levante la mano quien, después de ver la película, no haya querido disparar un winchester) y orquestado por un cineasta magistral que cuida cada plano como oro en paño.

Por supuesto, el gran James Stewart es quien nos tiene en el bolsillo desde el principio, interpretando a la perfección un personaje complejísimo, presentado y desarrollado a la perfección. Memorable la secuencia en el bar, casi al principio, cuando los dos enemigos se sorprenden al encontrarse en el mismo local y tratan de empuñar el revólver... cosa que no es posible por la intervención de Wyat Earp, magníficamente interpretado por Will Geer (sale poco pero aprovecha al máximo su tiempo en pantalla, resultando muy divertido). Stewart representa a un hombre con dos caras. Por una parte, desea venganza contra el hombre (un siniestro Stephen McNally) que mató, de forma rastrera, a su padre; pero no sólo aquí sabemos que este hombre puede ser sanguinario, en otro momento del film contemplamos el rostro furioso de Stewart en una acción brutal contra un auténtico bastardo (espléndido Dan Duryea). Por otra parte, el tipo es todo un caballero, honesto, inteligente y amable, el típico protagonista de estas historias. Esa dualidad es la que hace más interesante al personaje y el que da ese toque de distinción al film. Como en toda buena historia, también sitio para el amor, y aquí es donde, una vez más, Mann nos demuestra su talento. El camino que recorre la bella Shelley Winters durante toda la película es maravilloso, respondiendo a cada hombre que se le pone por delante justo como se merece (dentro de sus posibilidades, claro). Impagables las miradas que dedica a su marido tras el escandaloso acto de cobardía de éste o el enfrentamiento que tiene con su "romántico" captor, por mencionar algunos momentos. Para concluir este párrafo, injusto con el gran reparto del film, señalar que resultan muy simpáticas las apariciones de unos jóvencitos Rock Hudson y Tony Curtis, muy lejos de lo que nos ofrecerían más adelante en sus prestigiosas carreras.

En resumen, al igual que el rifle del que toma su título, esta película es única y de un poder de fascinación increíble. Mann logra una obra maestra del séptimo arte con un conjunto de historias vinculadas por algo más que un rifle, protagonizada por un Stewart sensacional que volvería a trabajar para el cineasta en un buen puñado de cintas igualmente memorables ('Horizontes Lejanos' es la próxima que comentaré de estos dos ilustres señores). Afortunadamente, 'Winchester 73' sí que se puede adquirir en DVD en nuestro país.

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