¿Puedo ser sincera? No sé por donde empezar.
¿Cómo se describe de forma entendible y objetiva, la sensación al ver una película de que algo en ella te está partiendo por la mitad? ¿Cómo describir la grandeza de una historia, que habla de la MUJER, en mayúsculas, de su energía, de su pasado y su destino?.
Intentar explicar por qué me ha gustado Caótica Ana, sería (aunque suene cursi, no me importa) como intentar explicar por qué te enamoras de alguien.
Caótica Ana o se siente, o no se entiende, como he podido leer en multitud de comentarios.
Ni panfleto político, ni tetas y culos, ni discurso anti irak ¡El film está muy por encima de todo eso! ¡A años luz! La lucha de la energía femenina a través de los siglos, de la paloma contra el halcón, del débil contra el poderoso, de la luz contra la oscuridad, es la lucha que la protagonista lleva dentro.
ATENCIÓN SPOILER
La tan criticada escena escatológica, en la que se supone que Medem se caga en la guerra de Irak, es realmente como dice Ana un acto poético. Una forma metafórica de que ella se libere del karma que ha ido repitiendo durante todas sus vidas, que gracias a la hipnosis ha podido conocer, y finalmente superar.
No tiene nada que ver con la política, simplemente muestra un alma que se libera, en su afán de encontrar la felicidad.
FIN DE SPOILER
En la crítica de mi compañero Red, comentaba que me ha parecido una gran película, de una profundidad inusual en el cine, valiente e intensa. Y es que a través de una protagonista aparentemente bohemia y soñadora (un tanto pedante o ridícula incluso, si se quedara sólo en eso) Julio Medem nos muestra un espíritu colectivo, una fuerza positiva y creadora que habita en todos nosotros.
Un mensaje que de tan simple, se ha interpretado como una soberana tontería. Algo totalmente comprensible, ya que por pura inercia, el ser humano rechaza elevarse y evolucionar. Es mucho más fácil pensar que estamos viendo una mierda, que atrevernos a abrir todas las puertas que Caótica Ana esconde.
Medem no se limita a ofrecernos buen cine, nos ofrece una historia que como tan bien describía la protagonista de Lucía y el sexo, te atrapa por dentro y ya no te suelta. Con el añadido a todo esto, de la belleza que supone dotar a su hermana fallecida, de millones de vidas, a través de un personaje.
La poesía de las imágenes, que siempre ha caracterizado sus películas, la música estremecedora de Jocelyn Pook, la sorprendente y fascinante interpretación de Manuela Vellés, los delicados matices que aportan el resto de personajes, el montaje onírico en forma de cuenta atrás, preparándonos para la hipnosis... Todo se une para que en nuestro interior ocurra un pequeño milagro, para que algo brinque, se conmocione y vibre en nuestras entrañas.
Sólo es necesario que nos desprendamos durante unas horas de nuestros prejuicios, razonamientos sesudos y ideas preconcebidas varias.
¿Es pedir mucho? Probablemente. Ahí radica la valentía del director, al realizar un film como Caótica Ana.
Pero al fin y al cabo, si ha sido capaz de crear algo así, será porque él mismo también está muy por encima de todo lo mal que se le pueda llegar a interpretar. Afortunadamente ¡Y que repita experiencias como esta muchas veces más!
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