Al igual que su paso por Cannes 2006 (Premio FIPRESCI), el estreno de Los Climas (Iklimler) en nuestras salas el pasado 29 de julio ha sido bastante discreto. En algunos casos más que discreto, inexistente, por eso desde aquí me gustaría animar a los que tengáis oportunidad de ver esta película, para que no la dejéis pasar. Es una auténtica maravilla, sin exagerar ni un poquito.
Si en Lejano (Uzak) Nuri Bilge Ceylan retrataba las relaciones familiares, en Los Climas (Iklimler) prácticamente a través del mismo personaje, aunque en esta ocasión interpretado por él mismo, se enfrenta a la relación de pareja, cambiante y a la vez previsible como la sucesión de las estaciones.
Ebru Ceylan su esposa en el film y en la vida real, da la réplica a un marido machista, egoísta e incapaz de compartir sus emociones, que igual pretende alejarla, como recuperarla a su lado cuando se siente solo.
Pero no todo es tan blanco o tan negro, tampoco se trata de un estereotipo, y de ahí radica la grandeza de esta historia, mil veces contada, pero que marca sus diferencias a través de las miradas, gestos y silencios de los protagonistas, magníficos y sutiles en cada una de las escenas.
La sencillez del guión, que nos permite sumergirnos en la tristeza desdramatizada de la vida cotidiana, contrasta enormemente con una fotografía espectacular, preciosa y sobrecogedora, de la que en esta ocasión se ha hecho cargo Gökhan Tiryak, pero que recuerda en todo momento al anterior trabajo de Nuri Bilge Ceylan, donde también ejerció como director de fotografía.
Nuri Bilge Ceylan había sido fotógrafo en la vida real, el personaje principal de Lejano (Uzak) también lo era, y el de Los Climas (Iklimler), aunque profesor, es aficionado a la fotografía y la práctica en varios momentos a lo largo de la película.
En muchas ocasiones es un auténtico placer contemplar el film como si realmente estuviéramos en la mente de un fotógrafo, y viéramos a través de sus ojos. Un buen ejemplo de los prodigios que se pueden conseguir rodando en digital de alta definición.
En conjunto un película que emociona, transmite y transporta a indescriptibles paisajes, de Turquía y del alma.
No se puede decir más, hay que verla.
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