Los seguidores de House se habrán dado cuenta de que, en esta tercera temporada, los guionistas han jugado mucho la carta del House más humano, sobre todo a raíz de los seis episodios en los que introdujeron como némesis al detective Tritter. En esta subtrama, la amenaza de la cárcel llevó a que nos presentaran a un doctor que parecía haberse ablandado un poco, lo que resultó ser solamente un amago en la dirección de "cambia algo para que todo siga igual". Los chicos de TV Squad, que siguen la serie muy de cerca, diseccionan en un interesante artículo este amago de evolución y el posible callejón sin salida adonde puede conducir al programa. House es el personaje central, la razón por la que los espectadores ven la serie, así que es normal que se mantenga inalterable, pero en cualquier drama, esa inmovilidad puede llevar las tramas a un punto muerto en el que lo único que hacen es dar vueltas siempre a lo mismo.
El problema es, lógicamente, que si House empieza a mostrarse más sensible, menos misántropo, y termina redimiéndose, se acabó la serie. Es una trampa de la que David Shore era muy consciente cuando empezó House, pues él mismo ha dicho varias veces que no sabía si la premisa podría aguantar más de cinco episodios. De momento, van encontrando soluciones, como la inclusión de Tritter, o la ligera evolución de la doctora Cameron, que últimamente dice algunas de las mejores borderías, pero el "fantasma" de ese callejón sin salida sigue ahí.
Además, en una serie emitida en abierto por una cadena generalista, el margen de maniobra es menor, pues lo que la cadena quiere es estirar la gallina de los huevos de oro todo lo posible. En el cable, las cosas son diferentes, claro. Battlestar Galactica puede llevar a los personajes a los lugares donde los lleva porque la emite Sci Fi, y a costa de cambiar radicalmente la dinámica de la serie, y de arriesgarse a perder audiencia, y lo mismo puede decirse de Rescue me, The Shield y Los Soprano.
En el artículo de TV Squad apuntan que estos personajes centrales inamovibles son muy típicos de las telecomedias, y ponen como ejemplo a Barney, el mujeriego y muy peculiar amigo de Ted en Cómo conocí a vuestra madre. Él puede seguir igual durante temporadas y temporadas, como Homer Simpson y Niles Crane, porque es precisamente esa manera de ser la excusa para los chistes. Sin embargo, el doctor Carter no podía seguir siendo el mismo novato inseguro de los primeros episodios de Urgencias, y tenía que ir creciendo y evolucionando según pasaban las temporadas, ya que no sólo no sería verosímil, si no que restringiría mucho las posibilidades dramáticas de la serie. Pero House debe más a las series policíacas tipo CSI, y ahí no hay mucho desarrollo de personajes, que digamos. Horatio Caine no ha cambiado un ápice desde la primera temporada, y tampoco su equipo. El reto que se le presenta a David Shore es muy interesante, y merecerá la pena ver qué decisiones adoptan.
Vía | Chica de la tele En ¡Vaya Tele! | House
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