Hace menos de dos meses, Teresa nos informaba de que había fallecido el director de cine argentino Eduardo Mignogna. A causa de este repentino deceso, a los 66 años de edad, Mignogna dejó un proyecto de película en preproducción. Se trataba de ‘La señal’, que tenía previsto interpretar Ricardo Darín, el protagonista de la emotiva ‘El hijo de la novia’ y de otros films estupendos. Diego Peretti (‘No sos vos, soy yo’, 'Tiempo de valientes') sería otro de los actores.
Mignogna adaptó ‘La Señal’ de su exitosa novela homónima. Se trata de un lance detectivesco y en ocasiones romántico situado durante los últimos días de Eva Perón. Santana y Corvalán son un par de detectives de poca monta, más dados al whisky y a los ligues que al trabajo, que se ven repentinamente envueltos en un asunto de corrupción. Ambos comparten una agencia de investigaciones en Avellaneda. La historia comienza a fines del '51, cuando Corvalán recibe, de una nueva clienta misteriosa y atractiva, un encargo aparentemente inofensivo pero que lo involucra con la mafia y provoca un vuelco intempestivo en su vida. Ahora la película se retomará con el mismo reparto, que se completaba con Gastón Pauls y Roly Serrano. Aunque en su momento se habló de Javier Bardem, ahora no aparece mencionado. Aún no se sabe quién la dirigirá, pero sí las productoras: Wanda, Fénix y Manantial, de España y Patagonik, Retratos y Pampa, obviamente, de Argentina. Gastón Pauls y Ricardo Darín coincidieron en ‘Nueve reinas’, película a la que pertenece la foto superior.
Durante la 32ª edición del Festival de cine Ibearoamericano de Huelva, José María Morales, presidente de Wanda Visión, reveló que el equipo técnico se mantendría tal cual, así como el elenco, pues se rodaría como homenaje a Mignogna. En el festival, además, se presentaron films de los compatriotas de Mignogna, Daniel Burman y Carlos Sorín.
Con títulos como ‘Sol de Otoño’, realizada en el año 1996; ‘El Faro’, y ‘La Fuga’, Mignogna fue uno de los referentes cinematográficos más importantes de Argentina. Fue un destacado como director, productor y guionista, ganador tres veces del Premio Goya. Mignogna tuvo incursiones, además, en la pequeña pantalla.
‘Evita (quien quiera oír, que oiga)’ fue su primera película, pero no fue estrenada hasta recuperada la democracia, en 1984. Aquella película recuperaba a Eva Perón de joven, con Flavia Palmiero como protagonista, e incluía entrevistas a figuras que hablaban a favor y no tanto de la mujer del General, con la música de Litto Nebbia en un plano preponderante.
Pasaron seis años hasta que Mignogna volvió al cine, con un fresco de verdadera superproducción, que por momentos lo desbordaba todo. ‘Flop’ fue una ficción sobre la vida del comediante Florencio Parravicini, con Víctor Laplace y actuaciones especiales de Federico Luppi —luego un fetiche del director—, Enrique Pinti, Inda Ledesma y Leonor Manso, en un elenco multitudinario.
Volvieron a pasar seis años hasta que Mignogna realizara la que es, tal vez, su mejor película. En ‘Sol de otoño’ (1996) cuenta el amor de una pareja de gente mayor (sus amigos en la vida real Norma Aleandro y Federico Luppi), ella de religión judía, él no, que contra todo lo previsto se enamoran como nunca en su vida. La película ganó el Goya al mejor filme extranjero de habla hispana, y la Concha de Plata para Aleandro como mejor actriz en San Sebastián.
En ‘El faro’ (1998), la historia de dos hermanas que quedan huérfanas tras un accidente automovilístico le permitió volver sobre los afectos. Es una película en la que predomina la tristeza. La española Ingrid Rubio y Jimena Barón, junto con Ricardo Darín, eran las protagonistas de esta película en la que, como en muchas realizaciones, los personajes importan más que las historias. Carmela es renga, y cuando llegan al faro de San Ignacio, en el Uruguay —tierra donde Mignogna supo pasar gran parte de su vida—, el director utiliza la metáfora del dolor y la vida torcida de la protagonista.
Con ‘La fuga’ Mignogna volvió a la superproducción: rodaje en la cárcel de Ushuaia, filme de época como ‘Flop’, elenco multiestelar, basado en su propia novela. ‘Cleopatra’ resultó un relato atípico dentro de su filmografía, con Natalia Oreiro y Norma Aleandro, como una heroína de telenovelas y una sesentona que abandona a su marido, y juntas se van por la ruta.
Federico Luppi y Antonella Costa eran Frank Osorio y su nieta Alina en ‘El viento’, la más triste de sus realizaciones: dos personajes, uno, del interior, otro que vive en la ciudad, que se necesitan sin decírselo.
Eduardo Mignogna fue, mucho antes de convertirse en realizador, un exquisito escritor. Su primera novela, ‘En la cola del cocodrilo’, ganó el Premio Marcha, en Montevideo, en 1971. Con su segunda obra literaria ‘Cuatrocasas’, libro de cuentos, obtuvo el Premio Casa de las Américas en 1975, con Juan Carlos Onetti como miembro del jurado. Ese mismo año, Mignogna comenzó un exilio, por razones políticas, de seis años. ‘Cuatrocasas’ iba a ser editado en la Argentina en 2000.
En 1999, con ‘La fuga’, que llevó al cine, ganó el Premio Emecé y el Premio de la Crítica de la Feria del Libro. Y en los últimos tiempos acababa de terminar una novela, ‘La amante’.
El año pasado, durante una entrevista, reveló que le hubiera gustado llevar al cine a algunos clásicos de la literatura. Mencionó a ‘Viaje al fin de la noche’, de Céline; ‘El astillero’, de Onetti; y ‘La paga de los soldados’, de Faulkner. ‘Llevar novelas al cine es una tarea peligrosa. Cuanto más conocida es la obra, peor: los lectores ya tienen su imaginario de la historia. La literatura y el cine se llevan muy mal’.
‘Digo esto y no cumplo: estoy trabajando un texto que escribí como novela —agregó—. Intentar el pasaje de géneros es garantía de fracaso’.