El Cine es pura magia, de principio a fin. Ficción con unas gotas de realidad que es capaz de transportarnos a otro mundo, de hacernos olvidar, o recordar. Y lo hace mintiéndonos maravillosamente haciéndonos creer lo increíble. Y son muchos e incontables los momentos que lo demuestran, y muchos los trucos usados para que nos emocionemos de mil y una maneras o más. Sólo el cine puede regalarnos música cuando sientes ese primer beso de los protagonistas, o saltar en el tiempo a gran velocidad hacia el futuro o el pasado, puede matar infinidad de veces y otras tantas devolver a la vida. Grandes historias que hemos presenciado y que llevamos grabadas en nuestro interior gracias al extraordinario poder de seducción que tiene el Séptimo Arte. Pero en el fondo sabemos que todo es un truco, un maravilloso truco por el que nos dejamos embaucar. Sin embargo, si somos capaces de descubrir el secreto de dicho truco, lo maravilloso ya no nos lo parece tanto, y toda fascinación puede desaparecer. 'El Ilusionista' tenía todos los ingredientes para enamorarnos contándonos una gran historia de amor como las de antes, con sus dosis de suspense... y magia. Sin embargo, el mago no es tan bueno y nos ha dejado un soso truco de principiante.
El argumento de 'El Ilusionista' nos lleva a la rivalidad entre un mago de éxito en la Viena del siglo XIX y un heredero al trono que prácticamente odia a todo el mundo. La prometida de éste reconoce en el mago un amor de la infancia, el cual renace para colmo del príncipe. Éste contará con la ayuda de un comisario de policía que intentará que nuestro mago favorito no se pase de la raya.
Neil Burger realiza la película como si se tratara de una actuación de un mago verdadero, nos expone los hechos, nos expone un misterio, nos da unas pistas bien claras y luego al final trata de sorprendernos con la intención de que se nos quede cara de atontados, y efectivamente lo consigue, pero no porque estemos sorprendiísimos por el desenlace del film, sino por todo lo contrario. Lo que llevamos deduciendo más de media hora se cumple en los últimos minutos de la película en una de las escenas más tramposas que se hayan visto en una pantalla en años. Al igual que mi compañero Chico Viejo, opino que cualquier espectador, haya visto 5000 películas, haya visto una, sabrá de antemano lo que está sucediendo en el film. Y esto no tendría la más mínima importancia si ésta no fuera una película cuyo principal peso es su parte final.
Por cierto, dicha escena, que parece quitada directamente de 'Sospechosos Habituales' es totalmente falsa e incoherente. Sin desvelar nada a aquellos que aún no han visto la película, sólo diré que es absolutamente imposible que cierto personaje llegue a las deducciones que llega con los pocos elementos que tiene a su alcance. Además, la escena está remarcada tanto musicalmente como visualmente para destacarla por encima de las demás e intentar coger por sorpresa al espectador, cosa que no sucede. Si a eso sumo el ver a otro personaje disfrazado de forma ridícula, las ganas de reir pueden con cualquiera, y habrá alguno que hasta sienta vergüenza ajena.
La ambientación de la película no se diferencia en nada de la típica usada en cualquier serie de época de las que emiten o emitían por televisión sin parar. La puesta en escena es realmente sosa y sin personalidad, y esta historia reclamaba a gritos alguien con más garra narrativa o visual. Sí diré que la música de Philip Glass me ha parecido extraordinaria, aunque da la sensación de que Glass ha compuesto un disco independientemente de la película, como si ésta le importara un pimiento.
Lo mismo puede decirse de Edward Norton, indudablemente uno de los mejores actores vivos, pero que aquí está como muy desganado, y su personaje requiere cierta frialdad aunque no tanta como la que muestra el actor. Jessica Biel puede decirse que no está mal, y eso que hasta ahora sólo parecía ser un excelente pedazo de carne paseándose por delante de una cámara. Sin embargo que alguien me conteste a una pregunta: ¿por qué se parece Biel en esta película escandalosamente a Scarlett Johansson? ¿'The Prestige' tendrá algo que ver?
Eso sí, Paul Giamatti está sensacional, muy por encima de los compañeros de reparto, sobre todo el risible Rufus Sewell que hace de típico malo estúpido. Giamatti hace suyo un personaje que se mueve entre lo entrañable y cierta ambigüedad que le queda muy bien. Una pena que el conjunto sea tan decepcionante, porque con otro resultado este actor brillaría con más fuerza. De todos modos me huelo una nominación a mejor actor secundario, y ya veremos, pero de lo que no hay duda es que este tío se merece un Oscar YA.
Una mala película, que curiosamente está funcionando muy bien en nuestro país. La gente quiere disfrutar con historias más adultas como la que se cuenta aquí, aunque sea fallida. Por cierto, leí por ahí que la película tenía bastantes cosas de 'Casablanca'. Aún estoy intentando reconocer el primer parecido entre ambas películas. Si me dejara llevar por mi mala leche diría el sitito donde lo leí, pero hoy me siento educado.
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