'Bienvenido a casa', de David Trueba

'Bienvenido a casa', de David Trueba
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Bienvenido a casa’, de David Trueba, que inauguró el Festival de Cine Español de Málaga, se estrena este viernes, 7 de abril. El trailer, además de mucha más información y de fotos, ya está disponible.

En resumen, el filme cuenta cómo una pareja joven, que se acaba de instalar a vivir juntos, se sorprende por un embarazo no planeado. Ella quiere tenerlo y a él le asaltan mil dudas. Durante casi dos horas, el chico se tendrá que ir haciendo a la idea de que va a ser padre, a pesar de los comentarios malsanos de sus compañeros de trabajo en contra de la paternidad.

Ariadna Gil, Santiago Segura, Juan Echanove, Alejo Sauras, Jorge Sanz, Julián Villagrán, Javivi (de izquierda a derecha en la foto), Concha Velasco, Pilar López de Ayala, Carlos Larrañaga, y otros, protagonizan una película que podría haber sido mucho más divertida y emotiva de lo que es.

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Desde que el "hermanito" de Fernando Trueba empezó su carrera, me convertí en una gran seguidora de su obra, no sólo de los filmes que dirigía, sino ya mucho antes, de sus guiones y sus novelas (de las que una me gustó más que la otra, pero eso ya es otro debate). ‘Los peores años de nuestra vida’ (1994), que dirigió Emilio Martínez Lázaro, me parecía un guión ejemplar de comedia, no romántica, pues el amor era lo menos importante, pero sí ácida, divertida y con muy buenos diálogos. Emulando a Woody Allen sin ningún disimulo, David Trueba consiguió con el personaje de Gabino Diego que las mujeres se enamoraran de un chaval feo y desgarbado como él solo.

Su opera prima, ‘La buena vida’ (1996), con Lucía Jiménez y Fernando Ramallo, me pareció muy bonita. Y en ella sí que había encontrado Trueba el tono azconiano, la poética de Azcona, el "tufo" del que hablaba Echanove en la rueda de prensa de Málaga . En aquel momento podía decir que me gustaban todas sus películas, cosa que casi siempre sólo se puede decir de los directores que únicamente tienen un filme en su haber. En seguida llegó la decepción con ‘Obra maestra’, tan grande que no vi ‘Soldados de Salamina’ (y, sí, ya sé que es una falta que debo enmendar).

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Como ya contó mi compañero Antonio, Trueba presenta en 'Bienvenido a casa', a un crítico de cine ciego. Además de que el chiste más o menos ya se había hecho en ‘Pecker’, de John Waters, y en ‘Un final made in Hollywood’, de Woody Allen, parece ser que existe en la vida real un crítico ciego: Carlos López-Tapia, el director de ‘El cine de Lo Que Yo Te Diga’, o al menos así nos informó Eurocero. La intención de Trueba con este personaje, según comentó en la misma rueda de prensa, era invitarnos “a ver las películas con el corazón. Últimamente nos acercamos al cine con demasiados datos, con la película vista de antemano, y nos falta eliminar el valor de los nombres, acercarse a las películas con los sentidos y no con la trayectoria de la gente, y juzgar más la película que los títulos de crédito”.

Así que, después de declararme seguidora de la obra de David Trueba y antes de criticar ‘Bienvenido a casa’, tengo que analizar si me ocurre precisamente que ya me acerco a ver cine con demasiados datos y prejuicios, y necesito una mirada más inocente, menos crítica y cínica. Si, al haber cumplido doce años más desde ‘Los peores años de nuestra vida’ soy más exigente y no me producen tanta emoción los momentos entrañables. O si lo que ocurre es que esta película tiene fallos y es peor que aquellas. Es posible que sea David Trueba el que se haya quedado un poco anclado en esa época: ‘Bienvenido a casa’ tiene un regustillo noventero en la forma en la que está rodada y ambientada.

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Ni que decir tiene que es muy superior ‘Obra maestra’. Con un buen reparto y algunos personajes acertados en su descripción, como el de Ariadna Gil, la película tiene sus momentos graciosos y sus buenas frases de humor. El tono, que probablemente es lo que le da ese “tufo azconiano”, en general mantiene un buen equilibrio entre la comedia y el drama social. Pero, en mi opinión, tiene una serie de defectos: el resto de los personajes son demasiado arquetípicos, los diálogos están un poco forzados para causar buena impresión o producir humor. Sus mayores fallos quizá son la estructura y el montaje. La película se desborda. A partir de cierto punto, es una acumulación de escenas que no llevan una a la otra y que no hacen avanzar la trama dramática. Debería estar montada con mucho más ritmo para que funcionara como comedia.

Es posible que lo que haya hecho a David Trueba no lograr un filme del todo bueno sea que se ha sentido demasiado constreñido por la necesidad de transmitir un mensaje. Es evidente que el guión no ha fluido libre, como podría haber ocurrido con otros, sino que tenía que ceñirse a la idea de que un hombre asume su paternidad lentamente, más tarde que la mujer -- según declaró el director, “una pareja es como dos trenes que van a distinta velocidad. La mujer es madre desde la concepción. El hombre muchas veces no se da cuenta hasta que tiene al bebé en brazos” -- ; pero que debe asumirla finalmente. Esta especie de lección o moralina provoca que la trama gire durante demasiado tiempo en torno a algo que no da para tanto: un embarazo. El personaje de Alejo Sauras no resulta del todo definido también por este motivo: no puede ser un mal chico, aunque tenga sus devaneos y esté lleno de dudas, y tiene que acabar por desear ser padre. Así, todo lo que le va ocurriendo se va forzando para llegar a ese punto. Como consecuencia de todo esto, final de la película es excesivamente conciliador y la reforma psicológica del protagonista resulta muy exagerada.

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En cuanto a los actores jóvenes, no me gustan, pero eso ya es una cuestión personal, completamente un tema de piel. A Alejo Sauras no lo encuentro del todo adecuado para el papel. Trueba declaró que lo había elegido porque era un tío muy normal, pero no me lo llego a creer en el personaje de chico desbordado por las circunstancias, tiene demasiada cara de sinvergüencilla, cosa que no es necesariamente un defecto, al contrario: en otro tipo de papeles puede resultar una gran ventaja. Por ello, no resulta simpático ni empático. Además, parece más joven de la edad que tiene su personaje y de la que tiene él. De todas formas, estoy segura de que Sauras tiene una gran troupe de jovencitas que lo encuentran sumamente atractivo, y no las culpo, y por tanto, les encantará su actuación. Y Pilar López de Ayala no es mala actriz, pero está demasiado etérea durante toda la película, como si la cosa no fuera con ella. Aunque esto puede ser sólo sensación mía.

En fin, la película es amena y se ve bien, hace reír a ratos, puede que emocione a más de uno, pero lo que segurísimo que no consigue (no digo que sea ésa su intención) es convencer a nadie, que no quisiera ya, de tener un bebé.

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