La próxima semana se estrena entre nosotros 'Truman Capote', minibiopic, por decirlo de algún modo, correspondiente a cuatro años de la vida del famoso escritor, que corresponden justamente con los que le llevó la preparación de su más aclamada obra: 'A Sangre Fría'. Por cierto, dicha obra inspiró en 1967 una asombrosa película titulada precisamente 'A Sangre Fría', dirigida por Richard Brooks, y que es espeluznante. El film de Bennett Miller coge una escena prestada de dicha película, a modo de homenaje. Dos películas muy distintas, por supuesto, aunque la de Brooks es muy superior a la de Miller.
En 1959, Truman Capote repara en una notica del periódico, que habla de un espantoso asesinato de una familia entera en el estado de Kansas. Algo le mueve a viajar hasta allí para escribir un artículo al respecto. Una vez en el lugar, empezará a adentrarse más y más en el caso, llegando a entrevistar a los asesinos. Pronto el artículo se convertirá en un libro,que le obsesionará extremadamente.
El film viene precedido de fama por la interpretación de su actor principal, Philip Seymour Hoffman, que está acaparando premios en todos lados, y es más que probable que se lleve el Oscar, y muy merecidamente diría yo. Sin embargo el resto de nominaciones ya me parece una exageración, y no termino de comprender cómo esta película se ha colado entre las cinco finalistas, dejando fuera obras mayores como 'Match Point' o 'Una Historia de Violencia', cuyos trabajos de dirección son muchísimo más elaborados que ésta. Esto no quiere decir que estemos hablando de una mala película, pero creo que podría haber estado muchísimo mejor, o tal vez no, porque da la sensación de que Miller no tiene el rodaje suficiente (es su ópera prima) para haberla llevado mucho más allá de donde la ha llevado. Uno de esos raros casos en los que una película te decepciona, aún siendo buena.
El film tieneun excelente arranque, la trama engancha enseguida, y el montaje es excelente, consiguiendo que su primera mitad sea prácticamente un prodigio de narración: directa al grano, parándose en pequeñas sutilezas y siendo enormemente clara a la hora de contar unos hechos. Sin embargo, hay un par de cosas que impiden que la película mantenga ese nivel hasta el final. Por un lado, hay momentos en los que Miller se para demasiado en paisajes o lugares que se mantienen a parte de lo que la película narra. Eso termina desviando un poco la atención del espectador. Y por otro, el film llega a un momento cumbre de interés, en el que ya no puede seguir avanzando, y a partir de ahí, se estanca un poco. Esto sucede casi pasada la mitad de la película, con lo que carece completamente de un gran final. Y con esto no quiero decir que tenga que terminar con una explosión, o con un clímax típico de un film de aventuras, o incluso de películas más "serias". No. Me refiero a que al espectador le da un poco igual el final, cualquier escena de su media hora final hubiera sido válida para acabarla, y no notaríamos la diferencia.
Aún así, y como he dicho, estamos hablando de una buena película, en la que brilla con luz propia la interpretación de Philip Seymour Hoffman, quien hace suyo a Capote hasta tal punto, que termina con la leyenda. Me explico. La interpretación de Hoffman es tan elaborada, minuciosa y conseguida, que logra que creamos que Capote es él, y que no existió otro que era el real. No. Hoffman es Capote y viceversa. En este aspecto, yo soy de los que disfrutan con la interpretación del actor, pero habrá gente a la que le suceda lo contrario, y vean en Hoffman una especie de imitador un tanto histriónico.
El resto del reparto está bastante bien. Desde un Chris Cooper del que, o yo estoy engañado, o he visto ciertos paralelismos entre su personaje y el que hizo en 'American Beauty'. Hay cierto sutiles detalles, en dos escenas en concreto, que no pasan inadvertidos, y que me hicieron llegar a esa conclusión. Catherine Keener interpreta a su amiga de la infancia y compañera profesional, Harper Lee, la autora de cierto libro titulado 'Matar a un Ruiseñor', en el que se basó cierta película de Robert Mulligan. Keener es una actriz que a mí me encanta, además de poseer un morbo especial que la hace muy interesante; dota de alegría y frescura al personaje, pero que no deja de ser una mera acompañante sin mayor relevancia. También sale Bruce Greenwood, realizando una serena y tranquila interpretación, que llama la tención, pero en un personaje que requería un mayor tratamiento.
Es como si todos los personajes quedaran por debajo del principal, en cuanto a tratamiento se refiere, precisamente para potenciar más la labor de Hoffman, y que sólo nos fijemos en él.
Menos mal que nos queda una narración ágil, gracias a lo cual no nos aburrimos. Y algún que otro momento de reflexión por parte del personaje principal, qué está muy bien mostrado por su director. Al igual que el propio personaje, excelentemente definido, y al que llegamos a odiar, pero del que no podemos evitar sentirnos fascinados. Una fascinación que también transmite la película, pero sólo en contadas ocasiones, manteniendo cierta distancia en otras. Quizá, Miller, quiso ser fiel al título de la obra de Capote, 'A Sangre Fría', y nos ha ofrecido un film fascinante, atrayente, pero al mismo tiempo frío.
Sólo nos queda esperar a la ceremonia de los Oscar, donde creo que se alzará con un sola estatuilla, y ya sabemos todos cuál va a ser. Y ahora que ya he visto todos los films nominados (los principales) diré que mi vencedora moral es 'Munich', pero Ang Lee con un film igual de magistral que el de Spielberg, me matará la ilusión. No me importa.
Una última cosa, y no es más que una recomendación, y es que os veais dos de las películas en las que Truman Capote tuvo algo que ver: 'Desayuno con Diamantes' de Blake Edwards, con una inolvidable Audrey Hepburn; y 'Suspense' de Jack Clayton, uno de los pocos films de toda la historia, que da verdadero miedo, con una extraordinaria Deborah Kerr.