Arrancó la 69ª edición del Festival de San Sebastián. Una edición que llega con estrellas del calibre de Penélope Cruz, Antonio Banderas, Marion Cotillard o Johnny Depp (para recibir un premio ya rodeado de polémica), mostrando de nuevo algunas de las aplaudidas "perlas" de Berlín y de Cannes, buscando huir de la alargada sombra de Venecia con una importante cantidad de títulos muy interesantes, que aspiran a dar mucho que hablar tanto en la temporada de premios como durante el próximo año.
'Rosa Rosae'
Viernes, primer día del certamen, 9 de la mañana. La primera sesión de la jornada incluye dos obras muy diferentes: 'Rosa Rosae' y 'Un segundo'. La primera es un cortometraje sobre la Guerra Civil dirigido por Carlos Saura; la segunda es el nuevo drama de Zhang Yimou, el film encargado de inaugurar este 69º Festival de San Sebastián.
'Rosa Rosae' toma su título de la canción de José Antonio Labordeta. Y siento decir que, básicamente, parece un triste salvapantallas de 6 minutos. La obra se forma de una serie de fotografías e ilustraciones de niños, mujeres sufriendo, soldados matando y toda clase de víctimas, en blanco y negro, acompañadas por la música y unos efectos sonoros que intentan aportar emoción y vida a las imágenes. Algo así como 'La Jetée' pero más simple y limitado.
Dijo Saura ayer al presentar su último trabajo que la Guerra Civil española "no ha sido tratada convenientemente en el cine", a lo que añadió: "o muy poquito". Porque ciertamente, algunas películas hay. Coincido en que se puede explorar más, en especial considerando que se sigue acudiendo a otros conflictos bélicos sin que sea visto como repetitivo. También creo que esta 'Rosa Rosae' no aporta demasiado a lo que ya hemos visto, a obras que se han propuesto capturar el horror de una guerra. Se siente como un interesante boceto por desarrollar.
'Un segundo' ('Yi miao zhong')
Por suerte, luego llegó una película preciosa que está entre lo mejor que he visto este año en una sala de cine. Bajo el título de 'Un segundo' se oculta una maravillosa carta de amor al séptimo arte, un homenaje al poder de fascinación del medio y a la parte más artesanal y mecánica, a la "magia" de una proyección. En definitiva, he sentido una reivindicación de facetas olvidadas del cine en estos tiempos de inabarcable oferta audiovisual, múltiples plataformas e inmediatez de acceso.
¿Recuerdas cuando sólo había un estreno en el cine durante semanas, o ir al videoclub y tomarte tu tiempo seleccionando entre carátulas que podrían esconder tesoros? Siendo así puede que compartas parte de la nostalgia y emoción que he experimentado al ver algunas escenas de este sensible trabajo de Yimou. El cineasta vuelve a componer imágenes poderosas y prueba una vez más su maestría contando historias, manteniendo un habilidoso equilibrio entre crudeza y humor. Sencillamente, siempre hemos ido al cine para disfrutar de narraciones así, que emocionan y hacen reír, y quizá también nos ayudan un poco a vivir.
Antes de acabar, un recordatorio: si estáis en Twitter, ahí voy comentando todas las películas que estoy viendo y algunas experiencias personales e imágenes que me está dejando esta edición número 69 del certamen donostiarra. Por si os apetece pasaros. Nos leemos aquí o allí. Que tengáis muy buen cine.
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