Todavía es extraño ver el logo adaptado de Netflix en el cine. Y más aún en un festival. Pero nos vamos acostumbrando. Hace solo cuatro años estallaba una polémica en Cannes por las películas de la plataforma, cuestionándose la esencia del séptimo arte y su distribución. Tras el esfuerzo de Netflix por incorporar a directores de renombre y, claro, una pandemia que obligó a repensar el cine en casa, las cosas han cambiado un poco.
Dos películas ha traído Netflix a San Sebastián y las ha anunciado de manera orgullosa, con los carteles más grandes de todos los que han adornado estos días los alrededores del centro Kursaal y el teatro Victoria Eugenia. Por un lado, 'Distancia de rescate', de Claudia Llosa, y por otro, 'Fue la mano de Dios' ('È stata la mano di Dio'), de Paolo Sorrentino.
'Distancia de rescate'
Era una de las pocas películas de género en Sección Oficial, con Netflix a la caza de la Concha de Oro gracias a la aplaudida directora de 'La teta asustada', así que había mucho interés por descubrir esta 'Distancia de rescate', basada en la novela de Samanta Schweblin. Y el arranque es prometedor, impacta y adelanta un thriller con una sensibilidad especial; sin embargo, va de más a menos.
Vemos a una joven (María Valverde) aterrada y paralizada, siendo arrastrada en un bosque por alguien, o algo, mientras oímos una extraña conversación en off que mantiene con un niño que le insiste en que el tiempo se agota, es un inicio potente. Pero la historia no empieza realmente ahí, eso es solo el gancho. A continuación damos un salto atrás y descubrimos quién es esa chica, qué hace allí y quién es ese chaval con quien se comunica mentalmente, al parecer.
'Distancia de rescate' se atasca en la mecánica de su narrativa, en la voz en off, la sobreexplicación y la redundancia, volviéndose aburrida porque no confía en la inteligencia del público e intenta reservar giros y secretos para el final, a costa de la verosimilitud o la narrativa. Lamentablemente, no es difícil imaginar lo que va a ocurrir. Llosa logra momentos inquietantes mientras intenta sumergirnos en la pesadilla de esta madre pero no es suficiente para sostener una película que no saca partido a su atractivo concepto y que necesita explicar su título hasta en tres ocasiones.
'Fue la mano de Dios'
Vaya por delante una confesión: soy fan de Sorrentino. Disfruto con su estilo así que si me sirve lo de siempre, yo encantado. Tras el biopic de Silvio Berlusconi ('Loro') y la temporada de 'The New Pope', el autor italiano sigue los pasos de Alfonso Cuarón en 'Roma' y añade más prestigio al catálogo de Netflix con una visión idealizada de su adolescencia, cuando sus grandes obsesiones eran el fútbol y perder la virginidad. 'Fue la mano de Dios' se presenta fuera de concurso tras competir por el León de Oro en Venecia.
El título del nuevo trabajo de Paolo Sorrentino hace referencia al famoso gol de Diego Armando Maradona contra Inglaterra en el Mundial de 1986, y es que el italiano tiene una conexión personal con el argentino, a quien califica como el mejor futbolista de todos los tiempos en la introducción de 'Fue la mano de Dios'. El fichaje de Maradona por el Nápoles fue un sueño hecho realidad para el futuro director de 'La gran belleza'... pero también está vinculado a una pesadilla, una tragedia que marcará la vida de Sorrentino.
El italiano se cuestiona el azar y el destino en este nostálgico viaje por una etapa concreta de su vida, reinterpretada para crear una película preciosa, cálida, emocionante y muy divertida, donde Sorrentino rinde homenaje a Federico Fellini y Antonio Capuano mientras destaca la utilidad del séptimo arte como una vía de escape para el dolor, para huir de la amarga realidad. Pese a la melancolía de su mirada, triunfa la esperanza y el buen humor, el amor y la risa por encima de todo, tal como le enseñaron sus padres. Porque la vida puede ser maravillosa. Y a veces necesitamos que una película nos lo recuerde.
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