Fracasos ha habido mucho a lo largo de la historia, pero algunos marcan época. Algunos rompen casi por completo una racha de un director que parecía imbatible y entierran la carrera de su protagonista. Algunos son causados por su escandaloso y provocador contenido que abren debates sobre si hay límites morales que ser quebrantados. Y luego está ‘Showgirls’, que fracasó por todo eso pero ha terminado dando la vuelta a su suerte.
Que empiece el espectáculo
La sensacional película erótica de Paul Verhoeven ha pasado de ser una de las películas más vilipendiadas de los noventa a ser un clásico de culto con muchas comunidades reivindicándola. Este arriesgado retrato de ascenso y caída en la industria del espectáculo, protagonizado por Elizabeth Berkley y Gina Gershon, se puede ver hoy en televisión a través de Nova a partir de las 22:55 (también en streaming a través de Amazon Prime Video y de Filmin).
En ella la ambiciosa Nomi Malone llega a Las Vegas dispuesta a triunfar en el mundo del espectáculo erótico. Desde los locales de striptease hasta los grandes shows en los lujosos recintos. Pero para llegar hasta lo más alto va a tener que lidiar con algo más que la dura exigencia del movimiento físico, sino con una lucha de poderes y un modelo de explotación profundamente anclados en el mundillo.
Verhoeven no se corta ni un pelo. Ni en contenido explícito, ni tampoco es su sátira desatada que tanto le funcionó en la ciencia ficción con ‘Robocop’ y en la posterior ‘Starship Troopers’ (esta última igual de incomprendida). El neerlandés se lo pasa en grande exponiendo la hipocresía del sueño americano a través de su versión más depravada y sucia.
El mundo de ‘Showgirls’ es perfectamente trasladable a otras industrias del espectáculo como el cine, lo cuál hace el terrible destino como actriz de Berkley la última y más perversa ironía de la película. Pero realmente esas dinámicas de poder, las puñaladas y finalmente la explotación son un modelo puramente americano, y Verhoeven no tiene el más mínimo reparo en señalarlo en un ejercicio que en su obviedad es, a la vez, terriblemente burdo y maravillosamente exquisito.
Por supuesto nadie en 1995 estaba listo para una película así. Hay quien diría que tampoco ahora, pero en el documental ‘You Don't Nomi’ se puede comprobar como el tiempo ha terminado alcanzando a una película magníficamente maquiavélica. Desde comunidades marginadas como la LGTBQ hasta los ensayos críticos sobre cine, ‘Showgirls’ ha terminado merecidamente reivindicada como el mejor retrato de la tragedia del show business.
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